Él llegó a la plaza con una barreta. Enderezó la estaca de un arbolito y la afirmó golpeándola con la barreta.
Amarró la planta a la estaca y se apartó como para mirar una obra de arte.
Me incitó a entablar le conversación:
- ¿Ud. es del Municipio?
- Soy de Alicia, mi mujer, hace cuarenta y dos años.
- Ah… ¿Fue Ud. quien plantó ese arbolito?
- Fue el Municipio. Un árbol viejo se cayó, plantaron este nuevo de cualquier forma, pero yo lo aboné, y le puse esa estaca ahí.
-Pero qué belleza, ya está todo brotado.
-De tardecita vengo a regarlo.
- ¡Entonces a Ud. le gustan las plantas!
- Las plantas, los bichos, hasta la gente me gusta, hijo.
- Gracias por la parte que me cabe…
El sonrió, sacó un tijerón del cinto y comenzó a podar un arbusto.
- ¿Ud. es jubilado?
- Soy desjubilado.
Fue podando y explicando:
- Cuando me jubilé, ya había visto a muchos colegas jubilarse y marchitarse, como árbol que se poda y se riega con ácido de batería…
¿Sabe que hay comerciantes que riegan el árbol con ácido de batería para matarlo y así dejar libre la fachada de su negocio?
Es así… Y ahí se queda con la tienda tostándose al sol!
Picoteó los gajos podados, formando una alfombra de hojas alrededor del arbusto.
- Es bueno para la tierra… Todo lo que sale de la tierra debe volver para la tierra…
Por entonces, yo ya había visto muchos colegas jubilarse y marchitarse.
Usando bermuda y chinela y quedándose en casa delante de la televisión.
Sacando panza y engordando…
Hasta que acabaron con derrame o infarto, de inactividad y todavía vivir hablando de enfermedades.
Cortó unas flores, hizo un ramillete:
- Para mi nenita. Alicia. Ella es un año mayor que yo, pero parece una nena cuando le llevo una flor.
Ella también está desjubilada.
Ayuda en la escuela de nuestra nieta, enseñando a la cocinera a hacer dulce con poco azúcar y ensaladas con los restos de las legumbres que antes eran tiradas a la basura. Y ayuda en la casa-cuna también, en el hospital.
IAh…! Alicia vive ayudando a todo el mundo, por eso se vale por sí misma y carece de tiempo para pensar en enfermedades.
Amarró el ramillete con un ramo de césped, y lo depositó con cuidado sobre un banco.
- Para regar las plantas tengo que traer el balde con agua desde la casa.
Fui al municipio a pedir que colocaran una canilla aquí.
Me la negaron porque la gente iría a beber agua y a dejar la canilla abierta.
Les dije que colocaran una canilla con reja y candado que yo la cuidaría.
Insistieron en la negativa.
Dijeron que yo tendría que quedarme con la llave y entonces iba a ser una canilla pública con control particular, y eso está prohibido.
Sonrió, mirando la plaza.
- Ahí les dije: entonces puedo cuidar de la plaza, pero ¿carezco de poder para cuidar una canilla?
Preguntaron, vea esto, ¡preguntaron si tengo autorización para cuidar de la plaza!
Guardé silencio y me vine de vuelta antes de que me prohibiesen cuidar de la plaza…
-O antes de que me hicieran llenar formularios con tres copias con impuesto y firma autenticada, para hacer lo que hago aquí desde que me desjubilé…
Ve aquél pino hembra allí? Fue Alicia quien lo plantó. Sólo había un pino macho. Ahora el macho va a polinizar a la hembra y ella va a dar piñones.
- Yo desconocía que existe pino macho y pino hembra.
- Yo también lo desconocía, hijo.
IAh…! ¡He aprendido tantas cosas cuidando de esta plaza!
Hoy conozco los cantos de los pajaritos, las épocas de floración de cada planta, y veo el paso de los climas como si fuese una película!
- Pero la pina va a demorar para dar piñones, ¿verdad? – dije, mirando la pinita aún de nuestra altura.
Él me respondió que dejaría que el tiempo fluyera.
- Nuestra nieta es una criatura y yo ya le dije que será ella quien recogerá los piñones.
Sin que el municipio sepa… ya Alicia le dijo que, de cada piña que ella recogiera, debe plantar por lo menos un pino en algún lugar.
Así, al final de su vida, ella habrá plantado un pineral desparramado por ahí.
Sin que el municipio sepa, está claro, porque crearían un impuesto a quien plante árboles…
- Es admirable ver a alguien con tanta edad y tanta esperanza!
Él se rió:
-Si es admirable lo sabrás tú, hijo, yo sé que es gratificante.
Y ahora, con permiso, que preciso ir a buscar a Alicia para salir a caminar.
La vida de desjubilado es así: el dinero es corto, pero el día puede ser largo, si la gente invierte el tiempo!
Texto: Publicado na Gazeta do Povo, de 22/05/05,
Fortaleza-CE
Site: www.momentos-pps.com.br
Traducción JorgeUrz